del sur soplaba lo mismo que en las noches anteriores, pero teniendo que soportar mas su baja temperatura a causa de la elevación en que ya nos hallábamos i por lo descubierto de la parte superior de la loma. La sed nos era mui molesta, i aunque se buscó el agua en todas las quebradas vecinas, no se pudo encontrar.
El 6 de febrero fué un dia tan hermoso como los anteriores; la loma, a medida que se ascendió, se iba haciendo mas estrecha i los barrancos que forma a uno i otro lado, mas profundos; como ya he dicho, el Huenu-HueSu corria a la izquierda; a la derecha se desliza otro menos caudaloso, el rio de la Nutria, que también desciende del Calbuco.
A las 11 A. M. distábamos unas cinco leguas del punto de partida. A la 1 de la tarde se nos lleno el alma de contento: veíamos ya sin inconveniente la majestuosa cumbre de nuestra montaña, cubierta de este lado por una cantidad de nieve poco abundante, talvez a causa de los quemantes soles de los dias anteriores i de lo escarpado de los barrancos que bajan de la cima, erizada de puntas, que hacen recordar las crestas de los Alpes. Las quebradas terminaban en el morro principal i por su punto de oríjen caian rios bulliciosos, que poco después se encierran en paredes verticales de 400 o mas metros de altura, en las cuales solo unos pocos musgos pueden echar sus raices. Llama mucho la atención por este lado una roca casi cuadrada, perfectamente plana i de unos 150 metros de altura, desde donde se precipita un torrente que al caer a la base de ella se transforma en una densa neblina.
Alentados con la esperanza de llegar pronto a las nieves, repechamos apresuradamente el resto de la loma; mas, al cabo de dos horas de camino, aquélla se hallaba interrumpida, no del todo, es cierto, pero solo por una línea de estrechas i aguzadas rocas, cortadas a cada paso i completamente desnudas. Intentamos descender por medio de lazos, lo que no era tan difícil; mas, habiendo por necesidad que volver por el mismo camino, temimos no poder repecharlas a la vuelta. Entre tanto, veíamos la loma de la derecha que se continuaba sin interrupción hasta las nieves, de la cual nos separaba la quebrada del rio de la Nutria; pero ¿cómo descender hasta él? La inspeccion