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El 22 amaneció con una densa niebla arrastrada que ocultaba del todo la vista. A las 6h A. M., siendo la temperatura del aire ambiente 8° 4 C.; el agua del rio marcaba 12° 2, lo que esplicó desde luego el fenómeno de las frecuentes nieblas. Por otra parte, una temperatura tan elevada en el agua anunciaba que las fuentes del rio no eran simplemente los deshielos de la cordillera, sino que, estancándose las aguas en algún gran recipiente, son recalentadas por los rayos del sol i elevada su temperatura.

A las diez de la mañana mande tres hombres para que abriesen una senda por la orilla del rio a fin de trabajar aquella parte del Puelo comprendida entre las Islas i el lago próximo, que los madereros llaman impropiamente la Poza. Una hora después aparecieron dos botecitos marinados por once hombres. Eran los gatos de Huar. Su destino: el corte de durmientes de ciprés. La jente, efectivamente, era granada i los botes, manejados con admirable destreza, surcaban las corrientes con facilidad i hasta pudiera decirse con elegancia.

Una vez que abordaron la ribera, los consulté sobre si se atrevian a pasar mi chalupa hasta el lago o poza próxima. No pusieron inconveniente; pero me manifestaron que la embarcacion no podia soportar los encontrones inevitables contra las piedras i palos, i que podria hacerse pedazos antes de llegar a su destino. Convencido por esperiencia propia del alto descuido con que esa jente trata a sus botes, no me resolví a pasar la chalupa, concluyendo por arrendarles uno de sus botecitos, por tres dias, con su dotacion completa de bogadores i su patrón, por la corta suma de diez pesos.

A las 12h 30m pasó otro gran bote de seis remos i con siete tripulantes. Su destino era el mismo de los anteriores: trabajar durmientes de ciprés. Minutos después apareció un cuarto bote con seis hombres, i a la una un quinto tripulado por ocho personas. Parecia que todos los labradores del Puelo se hubiesen dado cita para aquel dia. Los tres últimos botes, si bien diestramente manejados por ser sus patrones mui conocedores del rio, no lo eran a mi juicio como los dos primeros: jente i embarcaciones eran superiores en éstos. Habian, pues, remontado el Puelo 32 gatos huarunos i nuestros ratones solo eran siete, pero que les llevaban igual número ele dias de ventaja para que los pudiesen arrear.