vado aquel paso, en una pequeña playa de arena sobre la cual encontramos un palo completamente podrido con señales de haber sido hacheado mucho tiempo há. Supusimos hubiese sido cortado por don Luis Tellez, abuelo de nuestro compañero, quien ahora cien años esploró este rio por tierra, i que, como los antiguos esploradores de estos lugares, guardó en completo silencio el resultado de su viaje, no queriéndolo comunicar a sus parientes mas cercanos ni aun a la hora de la muerte.
"Encontramos tambien señales mui frescas de leones i una inmensa plaga de incómodos insectos que no nos permitian un momento de tranquilidad.
"Las orillas del rio desde el Porton son cerros a pique de 80 metros de altura i de una formacion igual a la del estero de Eeloncaví.
"Lunes 22.—Á las 6h 10m A. M. continuamos nuestro viaje con un hermoso dia, pero acompañados de una gran cantidad de insectos mui molestos. Se trabajó hasta las 4h P. M. con pequeños intervalos en que era necesario dar descanso a la jente, encontrando, durante todo el trayecto, el rio encajonado por cerros a pique de 80 a 100 metros de altura, cubiertos de vejetacion i con solo mui pequeñas playas de arena, que permitian sirgar el bote en rápidos trechos.
"El majestuoso bullicio de las aguas al pasar rápidamente por este profundo i hermoso canal, que varia entre 20 i 70 metros de ancho, unido al de várias cascadas, le dan un precioso a la vez que respetable aspecto.
"Habiendo avanzado algunos quilómetros, nos encontramos con una veloz carrera de 13 a 15 millas por hora, formada por una isla, la cual nos era imposible vencer por el lamentable estado a que habia quedado reducida nuestra jente, quienes, con el continuado uso de la sirga, tenian sus manos hechas pedazos, aparte de encontrarse rendidos por el continuo i pesado trabajo. En vista de esto i teniendo al oriente un cerro de 600 metros, de altura que tapaba el abra del rio, i viendo a mas lo bajo i mui poco nevado de las cordilleras, resolví continuar por tierra acompañado de Tellez i Oyarzun, provisto de un dia de víveres (últimas provisiones de que disponíamos). Dimos principio por talar una espesa vejetacion al paso que ascendíamos una áspera montaña,