gra salvar de las aguas, se cae en un bosque impenetrable donde reina la mas completa soledad. Las playas, si tales pueden llamarse unos guijarrales angulosos i de grueso volumen, son tan reducidas que mas desconsuelan por su naturaleza i la dificultad de andar por ellas, quedan esperanza o alegría al contemplar sus pequeños horizontes. Solo turba el silencio el monótono chasquido de las aguas, con mucho mas abrumador que el continuado paleteo de la rueda de un molino hidráulico.
Contentos de haber salvado sin contratiempo alguno las mil dificultades del Puelo, olvidábamos la triste circunstancia de no tener nada seco para pasar la noche, después de tantos dias de privaciones i de penosos trabajos. La lluvia que caia a torrentes no nos inquetaba ya, las creces del rio nada podian hacernos, i en vez del bullicioso Puelo, que nos abrumaba aun durante el sueño, el suave arrullo de la lluvia nos disponia a la alegría.
El 26 amaneció nublado i soplando viento del N. O. u O., que en el punto en donde nos hallábamos no era posible definir su direccion. A las 7h aclaró la atmósfera con señales de bonanza, i salimos a recorrer los campos vecinos para herborizar. Al recorrer la ribera derecha del Puelo Chico, notamos que sus acarreos contienen muchos trozos de lavas volcánicas arrastradas desde el volcan Yate.
A las 9h 30m dejamos el Chico dirigiéndonos rio abajo con destino al llano del Yate, para esperar allí el momento oportuno de abandonar el estero de Reloncaví. En la boca del Puelo notamos el gran ventarrón del SO. que soplaba en el estero; no obstante, seguimos viaje, logrando granjear una milla en hora i média de boga, arribando sobre la costa para dar descanso a nuestra trabajada jente i esperar el momento oportuno para seguir nuestra retirada.
Entre el punto a que arribamos i la boca del Puelo, la costa se encuentra sembrada de grandes rocas sueltas, verdaderas morainas de los ventisqueros orientales del Yate, siendo de notar que todas son lavas, resaltando una de ellas por medir 600 metros cúbicos de volúmen. Las demás miden tan solo de 250 a 300 metros.
La vega denominada de Yate es formada por acarreos del rio Blanco, siendo toda ella de naturaleza volcánica, i el único punto tambien que se presta ventajosamente para la agricultu-