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Página:Estudios de lírica contemporánea.djvu/44

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OLIVERIO GIRONDO -- I‘1 __AA UN "VIAJE" CRITICO POR LA OBRA DE “Agreguen ustedes lo que quieran, digan lo que se les ocurra”, esas fueron las palabrasde Oliverio Girondo a propósito de una entrevista motivada por la publicación de su Calcomanías, en 1925 (l) _ Creemos, por nuestra parte, indispensable entender dicha frase en un sentido casi literal y ofrecer una aproximación a la vastaobra de nuestro autor a partir de la idea de viaje como metáfora de su trabajo escriturario. Girondo viajero, poeta transhumante en el mundo de los signos, traza un itinerario que comienza con Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, de 1922; y concluye con En la masmédula, de 1956 -obra en la que instaura una lengua y una estética propias, y desde donde puede leerse signi■cativamente toda su obra- (2). _ Nuestro análisis intenta recuperar ese camino cifrado a través de los textos y cuya llegada ofrece, paradójicamente, un punto de partida: la creación de un lenguaje poético. Un viaje que tiene como meta la partida provoca, entonces, una lectura que, como la que aventuramos, necesita retroceder para poder avanzar y reconstruir así el Sentido desplazado hacia la obra ■nal. Para capturar ese transtexto que, a modo de médula, sustenta y conforma toda la producción de Girondo, centraremos nuestro análisis en tomo a dos ejes fundamentales que abren un canal de acceso -acaso el fundamental- a su obra poética: la dialéctica entre la mirada y la voz, y la rastieamos en algunos textos particulares. En Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, de 1922, se trata de una mirada poderosa que es capaz de captar la realidad que circunda al sujeto y que lo polariza frente a ella: pero que, al debatirse en perpetuo movimiento, no le permite una visión totalizadora sino zigzagueante y lateral: como acomoda continuamente su ángulo de focalización captura estrábicamente esa realidad e instaura un caos sobre ella. A veces percibe lo conocido como si fuera desconocido -por ejemplo Buenos Aires en el poema “Apunte callejero”-, otras veces mira artísticamente la realidad pero a través de estéticas ajenas (romanticismo, decadentismo, modemismo), y re-conoce por medio de la literatura; o proyecta sobre los otros una mirada tan excesiva que los independiza -por ejemplo la mirada del público sobre el artista de “Café-concierto”-. Y, a veces, se transforma en una mirada extranjera, europea, observadora de lo “exótico” de otras culturas -por ejemplo, “Fiesta en Dakar”-. _ _ Esa realidad objetual que lo rodea forma un mundo dinámico de antisujetos que superpone cosas y personas, y que, lejos de a■rmar a aquel sujeto espectador, le quita presencia física e impide su inscripción como cuerpo -él mismo, a veces, pasa a ser un objeto más-: Pienso en dónde guardará los quioscos, los faroles. los transeúntes que se me entran por las pupilas. Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar... Necesitarta dejar algún lastre sobre Ia vereda... Al llegar a una esquina. mi sombra se separa de mt’, y de pronto, se arroja entre las ruedas de un tranvía. (Veinte poemas "Apunte callejero", pág. 63) 49 Andrea LUCHIIO