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Página:Eyherabide, Margarita. Amir y Arasi, novela..djvu/167

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Amir y Arasi 161


Contó doña Jova con que allí habían de sucederse los días, con la misma tranquila lentitud que allá en el campo, donde todo era paz, suavidad...

Para las almas que el dolor se ha encargado de desgarrar, la templanza, la quietud, son un linitivo encantador, en la misma delicadeza de su sua- vidad...

La vida cambiaba por completo. Amir tenía que atender á las necesidades más perentorias de su hogar, con el donativo de su trabajo.

El joven. dispuesto y caballeroso no se arredraba ante el problema harto inquietante de tener bajo su évida el sostenimiento de una familia. familia corta, pequeña, es cierto.

El joven pasaba en el despacho de su superior casi todas las horas del día. Volvía á su hogar con la cabeza caída sobre el pecho, la mirada opaca, la voz doliente.

Una metamórtfosis se efectuaba rápidamente en el carácter del joven. Casi siempre llevaba á su madre las novedades más culminantes de la guerra. de los últimos sucesos. de las batallas.

— Doña Jova lo escuchaba con interés.

— ¡Ah! decía á veces. ¿Crees tú eso?

— El joven se apresuraba á contestar:

— Importunas deben sernos ya, esas charlatane- rías que inventa un despechado para colmo de la gente decente. Ya no te traeré de nuevo, copias de chasques y de mensajes ¿sí, mamá? continuaba el joven. Que se batió el coronel tal con el general cual; que de parte de las tropas de tal ó cual ha habido un desastre escandaloso... ¡ Vayan al diablo los tales in- ventores de cuentos!

— Razón tienes, hijo, le respondía entonces doña