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—3— esto á todos pregona: —«Aunque envidias provoque, del que el estremo toque de ese ciprés que ondea, premio esta ofrenda sea.» —« ¡Arribal»—agritan todos, corriendo de mil modos;
y en trances infelices,
los ojos, y narices,
ya ven de dia estrellas,
ya acaso barren huellas, ya el allo viene abajo asido del zancajo,
ó yael mas bajo al otro le monta como á un potro: hasta que uno elevado, que mas que otros, lo osado con lo dichoso junta,
tocó al ciprés la punta,
al fuego que le inflama;
y ¡chasc!... rota la rama,