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APENDICE

Aún nos queda otro material en apoyo de nuestra argumenmentación y que hace resaltar la superioridad del Ng'nechen sobre el Pillañ.

En el cuento titulado „El viejo Latrapai“, pg. 225 de los Estudios araucanos por el Dr. Lenz, los dos yernos de aquel viejo caprichado se acercan á un roble alto y allí llaman hacia arriba para que se bajen dos hachas pillañ (pillañtoki), que tenían la virtud de voltear los árboles de un golpe, con las cuales querían desocuparse de una tarea sobrehumana, en materia de hacer roces, que les había impuesto su suegro malévolo y cruel. La súplica está dirigida varias veces á las hachas mismas, pero dos veces al Ng'nechen en estos términos: „Fərenemuyu, Ŋənechen, naqelmupayu epu toki (Favocécenos, Dominador de los hombres, haznos bajar dos hachas).

En nuestro cuento „Menoko[1] también dos jovenes, en circunstancia análoga, invocan sucesivamente á la lluvia austral, á la nieve del sur y al pillantoki (hacha pillan) para que se bajen, aunque sin hacer mención del Ng'nechen.

Si según la idea del indígena fuese el Pillañ sumo Dios, debería hacerse la súplica en estos términos: „Naqelmupayu toki, Pillañ, haznos bajar hachas, Pillanñ“.

Pero atendiendo á la letra, las tales hachas pillañ pertenecen al arsenal del Ng'nechen.

Ni puede traducirce „hacha del Pillañ, porque esto sería Pillañ ñi toki. Ha de ser, pues, un hacha mágica, cuyos efectos recuerdan la extraordinaria fuerza de los sacudimientos volcánicos, relámpagos y truenos atribuidos al Pillañ como causa directa.

En el nguillatun de Panguipulli se hace un pillañkutral [2] un fuego pillañ, en el cual se asa la carne de la víctima y se queman sus huesos y entrañas para que el Ng'nechen le tome el olor y nada se profane de la víctima sagrada. Probablemente denominan así este fuego, porque ha de ser muy grande como el fuego del volcán (Pillañ).

  1. pg. 107, 14.
  2. pg. 37. No. 21.