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Pues de ese modo, cuñao.
Caminaban las estrellas
A morir, sin quedar de ellas
Ni un triste rastro borrao.


De los campos el aliento
Como sahumerio venia,
Y alegre ya se ponia
El ganao en movimiento.


En los verdes arbolitos
Gotas de cristal brillaban
Y al suelo se descolgaban
Cantando los pajaritos.


Y era, amigaso, un contento
Ver los junquillos doblarse,
Y los claveles cimbrarse
Al soplo del manso viento.


Y al tiempo de reventar
El boton de alguna rosa,
Venir una mariposa
Y comenzarlo á chupar.


Y si se pudiera al cielo
Con un pingo comparar,
Tamien podria afirmar
Que estaba mudando pelo.