Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/1036

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vez que la pasión personal se puso de lado, del modo siguiente: Quijano, músico de afición, fué incapaz de traducir en el papel pentagramado lo que tocaba en la guitarra, su instrumento favorito. Debali, que tenía conocimientos como maestro concertador, director de banda y compositor, tuvo a su cargo escribir materialmente la música de la canción nacional. Esta hipótesis se halla abonada por distintos testimonios personales. Según ellos, Quijano hizo oir a un grupo de amigos su composición musical, en la que abundan reminiscencias y hasta frases conocidas de ópera italiana, en su casa habitación de la calle Washington entre Pérez Castellano y Maciel, edificio conservado todavía sin variaciones. Sobre la pieza que cuadra el patio existe la habitación de altos que ocupaba entonces José Mármol; allí se ensayó el himno tocado por Quijano en la guitarra, estando presentes el citado poeta argentino, nuestro poeta Figueroa, Juan Manuel de la Sierra — yerno del músico — y algún otro amigo igualmente íntimo.

Autor de varias composiciones musicales, simples cantatas o acompañamientos, uno de ellos se adaptó a una oda cantada en el teatro Solís el año 1869, en una de las giras artísticas del teniente coronel que solía — no obstante su grado — salir a las tablas — “hijo de una familia de actores” — representando piezas del repertorio español de la época.

Falleció Quijano en Paysandú el 3 de diciembre de 1871.


QUIJANO, PETRONILA SERRANO de

Primera figura calificada en la historia de nuestro teatro, reconocida como intérprete fiel y de talento en la escena dramática.

Había nacido el año 1778 y representó ante el público montevideano mucho antes de iniciarse las guerras por la Patria, conforme era conocida del público de Buenos Aires, ciudad donde se hallaba al producirse la revolución de Mayo de 1810.

Compañera de Juan Aurelio Casacuberta, la influencia de este actor porteño poseedor de sobresalientes cualidades, debió influir sin duda alguna en la formación artística de Petronila Serrano, que unida luego en matrimonio con otro actor, Juan Quijano, hizo el itinerario el su vida en pleno ambiente de teatro.

El período de sus mayores éxitos corresponde a la época de las dominaciones luso-brasileñas en nuestro país, en cuyo lamentable término ciertas debilidades de la actriz para con los poderosos de la hora, llegaron a atemperar la simpatía con que sus comprovincianos acostumbraban a distinguirla.

Seguramente fueron exigencias de la vida aleatoria de la gente de teatro las que la pusieron en el caso de contemporizar con los dominadores de la Provincia, y así debió reconocerlo luego el público compatriota, aplaudiéndola sin regateos el 18 de Julio de 1830, cuando en presencia de los Diputados Constituyen-

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