Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/234

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tuvo casa de comercio, hizo los estudios de carrera en Buenos Aires, y vivía allí, sin esperanzas de Ordenarse de sub-diácono por falta de capellanía, cuando renunció la suya en su favor el presbítero compatriota Hipólito Soler. En esas circunstancias surgió el inconveniente de la falta de edad del candidato, pero el Vicario Larrañaga le dispensó el año cuestionado por decreto expedido en el Cerrito de la Victoria el año 1841, y así pudo ordenarse conforme a sus deseos.

Electo senador por el departamento de Minas para el sexenio 1859-65, tuvo el canónigo Brid señalado papel en dos ruidosas cuestiones que ocuparon la opinión pública durante la presidencia de Berro. La primera en abril de 1861, cuando el Vicariato negóse a autorizar el entierro en el cementerio público, del Dr. Enrique Jacobsen médico alemán afiliado a la masonería. Párroco de la Iglesia Matriz, en cierto momento en que una muchedumbre protestaba tumultuosamente contra el proceder de las autoridades eclesiásticas, la actitud y la palabra de Brid estuvo al nivel de la violencia de los manifestantes, y concluyó por cerrar las puertas de la iglesia y poner el cementerio en interdicto.

Las posiciones estuvieron cambiadas, cuando en setiembre del mismo año el Vicario Apostólico Monseñor Jacinto Vera, “por un deber imprescindible de conciencia”. exoneró a Brid de su cargo de la Rectoría de la Parroquia Matriz ejerciendo facultades que el presidente Berro, celoso del regalismo gubernativo consideró excesivas y tuvo por nulas.

Derivó de la discrepancia el llamado conflicto eclesiástico, cuyo fin fué el destierro del Vicario. Brid, amigo del presidente, mantúvose de acuerdo con la autoridad temporal, y en un manifiesto impreso al estilo de los que se usaban entonces, declaro bajo su firma que sólo con anuencia del P. E. podía ser destituído y consecuente con sus opiniones, no podía entregar al cura Yéreguí las llaves de la Matiz.

Las autoridades eclesiásticas, por su parte, lo sancionaban según los cánones, a la vez que ponían en interdicto el templo, que fué clausurado.

Negociada en Buenos Aires, a fines de 1862, una solución de avenimiento entre las partes, Brid, de acuerdo con lo resuelto, hizo “renuncia del rectorado, que el río debía proveer con un sacerdote neutral”. El gobierno, reconocido a su actitud, le aceptó el sacrificio agradeciéndole el fiel y honorable desempeño de sus funciones.

Con fecha 4 de mayo de 1866, lo nombraron Cura Vicario Foráneo de Durazno, tocándole interinar algún tiempo el curato de Trinidad de los Porongos.

Conforme a su natural, en Durazno hizo política activa a favor del Partido Blanco y tuvo arrastre de votos como para que se le contem-

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