Página:Fernández Saldaña - Diccionario Uruguayo de Biografías (1810-1940).djvu/28

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guidamente a Gabriel A. Pereira, electo Presidente en 1856 y desde las columnas de “La República”, defenderlo en sus mas reprobables actitudes.

En el gobierno de Bernardo Berro, al plantearse el llamado conflicto eclesiástico, fue Acha un paladín ardiente del Vicario Jacinto Vera, escribiendo en “La República” y en la “Revista Católica” contra la autoridad civil, pues evolucionando también en ideas filosóficas, F. X. de Acha, masón en 1854, habíase convertido en católico militante.

Los papeles oficiales y los escritos de Acha en defensa del Vicario se reunieron después bajo el título de Compilación de documentos, etc., en un folleto aparecido en 1861.

Por esta época, invadiendo la esfera internacional, el periodista se hizo defensor acérrimo del presidente paraguayo López y de su política, mediante el pago, — probado luego documentalmente — de setenta pesos mensuales, miseria que recibía en onzas de oro del representante del Paraguay, Juan José Brizuela.

Tal el origen verdadero de sus editoriales y de sus juicios y de los discursos pronunciados en las manifestaciones que el mismo Acha se encargaba de organizar; escritos y palabras que andando los años, los panegiristas del tirano habrían de exhibir como honrados documentos de prueba en favor suyo.

En 1862 - 63, dirigió un periódico satírico, “El Molinillo”, y en el gobierno blanco de Aguirre en 1864, atizó desde “El País” el divisionismo, entre sus correligionarios. Al caer Aguirre en 1865, emigró a Buenos Aires, aunque la ausencia no sería larga.

Cuando los sucesos sangrientos de febrero de 1868 fue reducido a prisión, permaneciendo entre rejas varios días. Vivía por entonces en la Unión, pobre como había vivido siempre, después Acompaño el movimiento del coronel revolucionario blanco Timoteo Aparicio como periodista volante y boletinero del ejército y luego de ajustada la Paz de Abril, enrolóse a favor de la candidatura del Dr. J. M. Muñoz en las elecciones presidenciales de 1873, sin perjuicio de contarse a los dos años entre el grupo de los mas encarnizados enemigos del ilustre hombre publico, para recibir de ellos el nombramiento de secretario de la Legación uruguaya en el Brasil en junio de 1875 y una banca de diputado por San José en las Cámaras del 76, disueltas luego espontáneamente.

El coronel Lorenzo Latorre, erigido en dictador, lo llamo a su lado en carácter de secretario, cargo que alternaba con la redacción de “El Ferro-Carril”, diario adicto incondicional del gobierno.

A la caída y fuga del dictador en marzo de 1880, Acha se encontró frente a frente con el coronel Máximo Santos — Ministro de la Guerra — que lo odiaba, y el Dr. Francisco A. Vidal que sucedió a Latorre en el