para realizar este verdadero y necesario adelanto en la vida científica escolar.
Mejorada la remuneración de los maestros y la cuota de las jubilaciones, que debiera declararse hereditaria á favor de los padres inválidos de los mismos, asegurado el bienestar del magisterio por la justicia inflexible de los nombramientos y estimuladas sus aptitudes por medio de la propaganda científica y del fomento del estudio, las escuelas argentinas entrarán en una nueva y fundadora era de progreso, eliminando la alarmante intervención que la memoria mecánica y la rutina enervante tienen aún en su funcionamiento.
Para cooperar á este éxito es necesario dar conferencias periódicas á los maestros, en asambleas de distrito.
El sistema de las conferencias generales actualmente reglamentarias, es resistido por los maestros. Hemos oído á algunos de los más antiguos y autorizados considerarlas un fracaso educacional.