Pero, ¿qué aspecto presentaba en aquella sazon el carácter moral de Europa?
Aun sin remontarnos más allá de la segunda mitad del siglo XV, la Europa se encontraba bajo el régimen del misticismo. Los hombres se habian acostumbrado á gobernar todas sus acciones bajo la pauta del culto religioso, y el soberano como el guerrero, el señor como el siervo, no daban paso desde la cuna al sepulcro sin someterse á las prácticas del templo.
La invasion mahometana no hizo más que cambiar de forma: si las poblaciones del destruido imperio griego, desde el Asia Menor hasta la Hungría habian adoptado el culto del Coran, no por eso se regian ménos por las ritualidades del misticismo.
El sacerdocio estaba en posesion de la supremacía; él sólo dispensaba gracias; él sólo confortaba los espíritus; él sólo tenía la ciencia para ser consultado y el prestigio para ser creido.
Llegan los gitanos; espárcense por todas partes; plantan sus aduares en medio del bosque ó en la márgen del rio ó en el interior de la montaña. Allí encuentran modo de criar algunos caballos y jumentos, de establecer una fragua con que manufacturar baratijas de hierro; allí hallan recurso para tejer cestos y canastas, para labrar zuecos y gamellas; allí se ingenian para lavar las arenas de oro del torrente. Lo mismo en la Selva Negra que en el Aranyosch, lo mismo en Sierra-Nevada que en el Darro, los primeros gitanos se dedicaron á esas ocupaciones manuales.
Algunas de las balas de hierro que el rey Fernando lanzó contra los moros de Granada en 1491 fueron forjadas en las cuevas de la vecina sierra por los gitanos, lo mismo que cinco años después, en el otro extremo de Europa, el obispo Segismundo les encomendó en Funfkirchen iguales proyectiles contra los turcos que amenazaban la Hungría.