puede fabricar en pocas horas una cantidad de camillas, casi sin gasto alguno, procediendo como indican las figuras del texto (láminas 126 a, b, c y d). Esto sería lo más económico para nuestro ejército, que podría utilizar los cueros de los animales para recubrir el lecho ó formar de tientos, lazos, sogas, trenzas pasadas, etc. para colchón de la camilla.
Cuando se trata de hacer una adquisición de camillas, ya sea para utilizarlas en la vida diaria ó para tiempo de guerra, deben fijarse que reunan las condiciones siguientes: ser muy fuertes al mismo tiempo livianas para ser fácil su transporte, ya sean desarmadas ó cargadas con algún herido; ser sencillo el modo de armarla y desarmarlas; poder usarse como hamaca, pudiéndose suspender los mangos con ganchos ó correas y apoyarlas sobre aparatos de suspensión que se usan en las ambulancias, vagones y á bordo.
La camilla «Furley» (láminas 127 y 128) sólo pesa 11 kilos, puede ser arrollada rápidamente (láminas 127 a y b) y desarmarla sin mover el en-