descubierto. Después de haberlo secado bien, se pone allí la bolita que contiene el mercurio del termómetro y sobre ésta se comprime el brazo desnudo bien apretado al cuerpo para que se retenga solo.
Después de dejarlo 5 á 10 minutos en esta misma posición (según lo indicado en el mismo termómetro), se lee el número al cual ha llegado la columna de mercurio. Hoy día, hay algunos termómetros que sólo necesitan medio ó un minuto para hacer subir la columna (lámina 157).
Más rápidamente y más seguro se toma la temperatura en el recto por el ano, y justamente para tomar la temperatura en el recto, se prefieren los termómetros cuya columna es de los que quedan á la mayor altura á que han llegado (termómetro de máxima). La temperatura, así tomada en el intestino, indica mejor la temperatura interior y es medio ó un grado (38ºC) más que la normalmente tomada en el hueco axilar, y luego saber apuntar lo observado, en un cuadro clínico (lámina 158).
También deben indicar, según el deseo del médico, el número de respiraciones y del pulso, indicándolo todo en una libreta, cuadro térmico ó clínico.
El hombre adulto sano respira 15 ó 18 veces por minuto; en las enfermedades puede aumentarse de 3 ó 4 veces más, y se debe observar si es profundo ó superficial; si hace ruído (silbante, áspero, etc.), y si es con dolor, tos, etc. y si esputa algo el enfermo; se cuenta la respiración contando el movimiento del pecho, sin llamar la atención del enfermo.
Los esputos deben arrojarse en una salivadera que contenga agua ó ésta con algún desinfectante, y se deben guardar para que los vea el médico; nunca se debe permitir que el enfermo escupa sobre el piso ó en un pañuelo, á no ser éste de papel que se pueda quemar después. Los esputos secos ó hecho polvo son peligrosos para la salud de otros; especialmente si son de tísicos ó de diftéricos; también se debe evitar que el enfermo los trague, porque puede ser peligroso para infeccionar su propio canal digestivo.
Los movimientos del corazón, que se sienten