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Se distingue una entorsis, porque la articulación no presenta cambio real en su forma comparado con el otro lado, porque los huesos no han salido de su lugar. Se pone tumefacto y coloreado como en toda contusión por la extravasación sanguínea; está doloroso y los movimientos de la articulación están disminuidos, pero no imposibilitados.

Esta lesión puede ser tan benigna como una simple contusión superficial y puede ser de las lesiones más graves y de difícil curación, por la extensión de las lesiones y ser acompañada de heridas contusas, fractura de las cabezas articuladas, etc.

Se cura, como la contusión, por aplicación del frío, compresión y reposo; y si hay que trasportar debe hacerse un vendaje, como en caso de luxación ó fractura. Si se tiene á mano una masajista hábil en las manipulaciones del roce y las fricciones, se abreviará la curación, haciéndolo dos ó tres veces al día; lo mismo cuando después de curado quedan rigideces, que sólo con el masaje bien hecho se curan. Deben librarse de los fregones que no saben su profesión y la ejercen sin indicación ó dirección médica; pues con sus torpezas ó groserías agravan al paciente por su inhabilidad, produciendo desgarraduras, fracturas, etc.

Así, hoy día hay dos métodos de curación: una por el masaje y ejercicio y otra por quietud y reposo; el primero es el más moderno, pero ambos tienen sus partidarios.

Luxación, dislocación o recaldacura

Se llama luxación de las articulaciones cuando los huesos que las forman han salido brusca y persistentemente de su sitio con rasgadura de los ligamentos articulares perdiendo sus relaciones naturales (lámina 32). Esto es causado por movimientos forzados, tracción violenta, caídas, golpes, etc., en que se ponen las extremidades articulares de los huesos en una situación contraria á la na-