El canto de las sombras
¡Cuántos sueños enervados a través de esas almenas! Cuánto lloro de beata, cuando celo de varón prolongado en el mutismo de las tétricas arenas, como el canto misterioso de la gótica mansión.
Y quien sabe cuanto choque de desnudos espadines en el aire electrizado, aún fantástico se vé, cuando a duelo se convocan los difuntos paladines y en las sombras se desmaya la duquesa de glasé.
Si parece que surgiera vaporosa de las linfas una música de besos sobre el alma del jardín, cual si el tiempo penetrando el secreto de las ninfas arrancara a aquel pasado la tragedia de su fin,
En un éxodo proscripto fueron damas y juglares olvidando aquellos parques de romántica quietud, mas quien duda de que aun gima entre largos suspirares la rapsodia entristecida de algún místico laúd.
Cuando apenas perceptible en la lánguida silueta. sobre el mareo solitario de algún alto ventanal reaparece silenciosa. la adorada del pocta, que murió en el cautiverio de la torre señorial.
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