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El canto de las sombras

BESOS DE LUNA

Diana viene en las noches al jardín de mi ensueño y penetra el arcano de la sombra. Me quiere. Del extinto pasado me conduce el recuerdo, mientras Céfiro, suave, las cenizas conmueve.

Yo la miro a la reja de los altos arbustos asomarse risueña, cuando en pos del ocaso marcha Apolo, su hermano, remontando otros mundos, y ella va a despedirle sobre el cielo violáceo.

Siempre trae el cortejo de temblantes estrellas, y a la par que visita las penumbras del bosque, yo me duermo en el césped de la sola alameda, arraigando en el alma la quietud de la noche.

Cuántas veces trajiste mis memorias ¡oh. luna! Cuántas horas perdidas tu deidad me ha devuelto!... Gracias mil, viajadora de la calma profunda, por el hálito triste que dejaste en mis sueños !


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