mas que noſotros, o eſperamos menos gloria dela que ellos alcançaron con ſus triunphos? de morir tenemos todos, y en eſta igualdad de fortuna no ſe reconoce otra ventaja, que la de vna muerte glorioſa por la eſtimada libertad dela patria, de nueſtros hijos, y decendientes. acordaos, que ſuſtenta vueſtro coraçon, y ocupa vueſtras venas la heredada ſangre delos que jamas conſintieron el infame yugo dela ſeruidumbre ſobre ſus cuellos, no conſintais, que ſe rindan aora ala puſilanimidad, y cobardia; animo valientes ſoldados los mas valeroſos, y alentados, que ha viſto el Sol, animo que en el eſta la vitoria.
Con eſtas, y otras palabras, refiriendo en particular algunas de ſus victorias, ſe reviſten todos de vn tan gran furor, que leuantando a vna la voz, para hechar deſi, como dizen, el miedo, comiençan a patear el ſuelo, y a embrabecerſe contra el enemigo, y a embeſtirle con tal reſolucion, que es de prueba el campo, que a ſu primer impetu, y encuentro le reſiſte, y no blandea; trataremos de eſto quando lleguemos a dezir algo delas batallas, que han tenido con los Eſpañoles cuyo valor ha hecho luzir el ſuyo, obligandole a hazer demonstraciones de el muy dignas de hiſtoria, proſigamos aora con la narracion de ſus naturales propriedades independientemente dela reſiſtencia, que han hecho alas armas del catholico exercito, por no confundir vnas coſas con otras, y evitar con eſta la confuſion, que ſuele hazer menos agradable la leyenda.
El eſpiritu belico de eſta gente tiene principio de ſu natural, porque ſon colericos, impacientes, mal ſufridos, furioſos, arrogantes, ſoberbios, y feroces, y en ſus venganças ſon notablemente crueles, deſpedaçando inhumanamente al enemigo quando le han alas manos, leuantandole en las picas, arrancandole el coraçon, haziendole pedaços, y relamiendoſe como fieras en ſu ſangre: adelante ſe contarà vn caſo en que ſe vera algo de eſto en particular. ſon por lo general de cuerpos robuſtos, bien formados, de grande eſpalda, pecho leuantado, de recios miembros, y bien fornidos, agiles, deſembueltos, alentados, nerbudos, animoſos, valientes, y atreuidos, duros en el trabajo, y muy ſufridos, en hambres frios, aguas, y calores, ſon deſpreciadores delas proprias comodidades, y delas meſma vida, quando es neceſſario arreſgarla por la honrra y libertad, ſin deſiſtir en lo començado, con porfia, y conſtancia increible.
Son grandes hombres de acauallo, y con vn mal ſuſteſillo, y aun en pelo, van mas ſeguros que otros en buenas ſillas de en caje: arrojanſe corriendo por vna cuchilla de vn cerro, o por vna ladera abaxo como Gamos, el cuerpo tan derecho, y fixo ſobre el cauallo como ſi fuera clavado en el, ni les embaraça el hato, y ropa, que lleuan encima, porque es muy poca la que traen en ſus cuerpos, ſin embargo de que quando marchan, lleua cada vno conſigo ſu matalotaje, y aſſi no neceſſitan del cuydado del Vagaje, que es vna gran ventaja en la guerra: con vn poco de harina de Maiz vn pedacillo de ſal, y algunos ajies (q̃ llamamos en Eſpaña pimiẽtos, y en algunas partes delas Indias ſe llamã Chiles) hazen la talega, y eſto les baſta para mantenerſe, no poco tiempo, ni neceſſitan de mas cocina, que vna calabaza, que llamamos mate en las Indias, en que llegando a algun arroyo, o fuente, deſatan la harina con vn poco de agua, que les ſirue de bebida, haziendola rala (y llaman Vllpu) y decomida quando eſta mas eſpeſſa (y llaman rubul) hechando dentra el aji, y el pedaço de ſal, o lamiendola, quando comen la harina a ſecas.
El grande numero de gente que aquel pais ha producido, y ſuſtentado ſiempre, ſe podra facilmente colegir del que hallaron los Eſpañoles quando entraron en el, el qual como refieren los autores citados, fue de cien mil, y docentos mil, mas, o menos conforme ala grandeza y diſtrito delas juriſdiciones, y plobaçiones; eſtas nunca fueron en forma de ciudades, porque todo lo que olia a algun genero de ſujecion, o apretura, no les agradaua, ſino el deſahogo, y libertad, y aſſi viuian en los campos cada ca-