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Página:Histórica relación del Reyno de Chile.djvu/211

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BREVE RELACION

tad, y gloria de ſeruir a ſu Rey.

Antonio de Herrera haze mencion de otro ſocorro de ciento, y ochenta hombres, que lleuò el Capitan Franciſco de Villagra, gouernador, que fue deſpues de Chile, y aquien debe aquel Reyno en gran parte ſu ſer, por lo mucho, que ſe arreſgò en ſu conquiſta, haziendo valeroſos hechos, dignos dela immortalidad, como ſe verà adelante, y muchos mas en la hiſtoria general de Chile, a que a pelo. Fue ſiempre muy notoria, y conocida la nobleza de ſu ſangre, como lo han moſtrado deſpues los caualleros de ſu apellido, y linaje, en los grandes ſeruicios, que han hecho, y hazen a ſu Mageſtad, dignos de toda renumeracion, y premio. Deſpues en tiẽpo del Virrey D. Antonio Hurtado de Mendoça, Marques de Cañete, ſegun Herrera, embio ſu excelencia al Capitan D. Martin de Auendaño por tierra con vn buen ſocorro de gente, y trecientos y cinquenta cauallos, y yeguas, que importaron para la guerra, tanto como los miſmos ſoldados. la noble decendencia de este cauallero ha continuado ſiempre, y lleuado adelante el valor de ſu illuſtre ſangre tan conocida es Salamãca, y otros partes. Yo conocid os Hermanos que baſtaran por si ſolos a conſeruar, y aumentar el luſtre de ſu linaje: fue el vno, el maeſſe de campo D. Antonio de Auendaño, que lo fue del tercio del eſtado de Arauco, donde en muchas batallas, ſe ſe nalo, haziendo demonſtracion de ſu grande animo, y valentia, particularmente en vna rota, que tuuo nueſtro campo, donde por no perder la reputacion ganada a tanta coſta de peligros, y valeroſas hazañas, perdio la vida acribillado de lançadas, y hecho pedaços a manos del enemigo: el ſegundo fue el Maeſſe de campo D. Franciſco de Avendaño, que vino a Eſpaña, y en premio de ſus grandes ſeruicios, y de ſus antepaſſados, le hizo ſu Mageſtad merced, de vn habito de Santiago, y el gouierno de Tucuman, donde eſperando maiores aſcenſos, que tenia ya muy adelante, murio; dexando nos el deſengaño, de que no ay acierto como poner los ojos en ſolos los dela eternidad.

No hago mencion de aquellas quadrillas, de las quales diximos arriba, que paſſando por Copiapò fueron muertos quarenta ſoldados, con Iuan Bon, porque Herrera, que refiere eſto, no dize quien iua por cauo de eſta gente, dela qual no tengo mas noticia, dela q̃ dà eſte autor; como ni tanpoco de otra, que entraſſe antes, o deſpues de ella: pudo ſer que huuieſſe otros Capitanes, que en aquellos primeros ſeis años entraſſen en Chile con otros ſocorros; y yo me holgara harto hallarme en parte, donde pudieſſe tener noticia de ellos, para hazerles eſte pequeño honor de darlos ala eſtampa; paraque alo menos tuuieſſen eſta gloria los decendientes de aquellos cuyas hazañas merecian eſculpirſe en bronce. Tan poco refiero aquel famoſo ſocorro, con que entro en Chile ſu ſegundo Gouernador D. Garcia Hurtado de Mendoça, Marques de Cañete, porque eſte tiene ſu proprio lugar deſpues de la muerte del gouernador Pedro de Valdiuia, y con el daremos fin alos que entraron por el Perù, porque aunque deſpues aca han entrado otros ſocorros, y cada año va alguno con el ſituado; no han ſido tan ſeñalados, por no hauer ſido en los principios, y por hauer hallado ya el Reyno fundado, y con mas fuerças, y fuera neceſſario alargarme demasſiado a referirlos todos pero añadirè los q̃ han entrado de Eſpaña por Buenos ayres, aſſi por hauer ſido mas numeroſos de gente (pues fueron algunos de a 500. y mil hombres) como por hauer llegado en tiempos apretados, quando eſtaua para perderſe el Reyno, por ſer muy alos principios, y por eſtar ſitiados del enemigo, paraque quede memoria de can inſignes benefactores, que podemos llamar, Padres comuues de la Patria: haràſe eſto al fin de eſte libro, en tratado a parte, donde juntamente con la memoria, que ſe harà de eſtos Capitanes, y delos gouernadores que ha tenido aquel Reyno, ſe pondran ſus imagenes con la maior propriedad, que diere lugar la antigua memoria del tiempo, que ha que murieron, paraque ſus decendientes, y todos los que goçan oy en aquel Reyno del fruto delos rieſgos, y trabajos, que paſſaron en fundarle
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