ge Spilbergn diziendo, que la ay por el promontorio, que llamaron prouvvaert, y ſon del meſmo parecer algunos Ingleſes, que han nauegado aquel mar; y citan por eſta parte al padre Ioſeph de Acoſta de nueſtra Compañia, en la Hiſtoria dela India Oriental, traducida por Iuan Hugon lintſcotano c. 10. in ſine, como ſe podra ver en los citados Iuan, y Theodoro de Bry, los quales añaden, que convienen en eſta meſma opinion otros autores; y que los dela armada referida de Spilbergn, antes de llegar ala vltima eſtrechura, vieron eſte canal, que abria paſſo alas naues por la coſta ſeptentrional, pero que no entraton por el porque lleuauan orden expreſſo de paſſar por el de Magallanes; y tambien debio de ayudar a dexarle aun lado, y no hazer experiencia del fin, a donde remata, el temor, que tuuieron al grande impetu, con que ſe encontrauan en el vnas olas con otras de manera, que parecia herbir el mar.
Eſto es lo que he hallado en los antores acerca de eſta opinion, que dan por falſa todos los demas, y los meſmos Iuan, y Theodoro de Bry dizen, que no ay coſa mas cierta, que la contraria, porque ni los Eſpañoles, ni ſus Olandeſes han viſto jamas eſte ſegundo canal; antes han hecho experiencia, que toda la tierra del fuego, que haze lado al eſtrecho, y canal de Magallanes, es vna cootinuada Ysla, y lo prueban con la nauegacion delos Nodales, embiados del Rey Nueſtro Señor de propoſito para reconocer el eſtrecho de S. Vicente, los quales, como vimos arriba, rodearon toda eſta Ysla del fuego ſin hallar en toda ella mas bocas, ni mas entradas, ni ſalidas, que las dos de Magallanes, y S. Vicente. pero aun que ſea aſſi, y yo lo tengo por cierto; ſin embargo no des haze la opinion, y parecer de Spilbergn, porque eſte, no dize, que el canal que vio en el eſtrecho, fue dela vanda auſtral, ſino dela ſeptentrional, que mira a Chile, y aſſi aunque ſea claro, que la tierra del fuego, q̃ es la parte auſtral, ſea vna continuada Ysla, y por eſto no aya ſalida al mar por aquel lado, no por ello ſe quita, quela aya por el ſeprentrional. dexemos eſto al tiempo, que lo averigue, y digamos algo del eſtrecho de S. Vicente que esta ſegunda ſalida del mar del Norte al del Sur.
CAPITVLO IV.
Proſigue la meſma materia, trataſe dela vtilidad del comercio de Chile con Philipinas.
E
L año de 1619, embio el Rey nueſtro Señor por el mes de Otubre las dos carabelas, que dixe arriba, a reconocer eſte eſtrecho de S. Vicente, porque por eſte tiempo llego voz a Eſpaña, de que Iacobo le Maire le hauia descubierto, y hauiendo llegado ala enſenada de S. Gregotio, que es junto ala entrada Oriental del eſtrecho de Magallanes, hauiendo corrido toda aquella coſta, y viſto en ella hombres agigantados, que lleuauan por lo menos toda la cabeça alos Europeos, y hauiendo ſido receuidos de ellos con mueſtras de beneuolencia, y corteſia, y comerciado con ellos, y feriado por cuchillos, tixeras, y varias drogas de Europa, los frutos de aquella tierra, que es el oro; paſſaron coſteando al Oriente y ſudueſte la tierra del fuego, haſta q̃ llegaron ala boca del nueuo eſtrecho, que buſcauan, que llamaron de S. Vicente; y antes de entrar por ella, paſſaron de largo, coſteando aquella tierra nueuamente deſcubierta, lleuandola ſiempre a man derecha el rumbo al Oriente, y Nordeſte, por donde ella ſe eſtiendes. Nauegaron haſta treinta leguas, y no hauiendo deſcubierto en todas ellas, ni en quanto alcançaua la viſta en adelante, otra abra, o ſalida al mar, ſe voluieron ala de San Vicente, y entrando por ella, la paſſaron en menos de vn dia, porque no tiene de largo mas de ſiete leguas. Pueſtos en el mar del Sur proſiguieron coſteando la meſma tierra al Oriente, y ſudueſte haſta otras treinta leguas, y viendo que era toda tierra continuada, cerrada de montes por aquella parte, no ſe atreuieron a paſſar adelante, porque les començauan a faltar los baſtimentos, y aſſi juzgando que eſta tierra ſe iua eſtendien-