causaba mucha admiracion que viese de noche; y otras muchas aves adoraban como se les antojaba. A las culebras grandes por su monstruosidad y fiereza, que las hay en los Antis de veinte y cinco y de treinta pies, mas y menos de largo, y gruesas muchas, mas que el muslo. Tambien tenian por dioses a otras culebras menores donde no las habia tan grandes, como en los Antis, á las lagartijas, sapos y escuerzos adoraban. En fin, no habia animal tan vil ni sucio que no lo tuviesen por dios, solo por diferenciarse unos de otros en sus dioses, sin acatar en ellos deidad alguna, ni provecho que de ellos pudiesen esperar. Estos fueron simplícisimos en toda cosa, á semejanza de ovejas sin pastor. Mas no hay que admirarnos que gente tan sin letras ni enseñanza alguna cayese en tan grandes simplezas; pues
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