estuviese el proveerlas, como pedir semilla si les faltaba para sembrar ó para comer, lana para vestir, ó rehacer la casa si se le caia ó quemaba, ó qualquiera otra necesidad mayor ó menor. El otro oficio era ser fiscal acusador de qualquiera delito que alguno de los de su esquadra hiciese, por pequeño que fuese, que estaba obligado a dar cuenta al decurion superior a quien tocaba el castigo del tal delito ó á otro mas superior; porque conforme a la gravedad del pecado, así eran los jueces unos superiors á otros, y otros a otros, porque no faltase quien lo castigase con brevedad, y no, fuese menester ir con cada delito á los jueces superiores con apelaeiones una y mas veces, y de ellos á los Jueces supremos de la corte. Decian que por la dilacion del castigo se atrevian muchos a delinquir; y que los
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