Página:Historia Verdadera del Mexico profundo.djvu/16

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pueblos originarios y el aspecto filosófico-espiritual que los sostiene hasta nuestros días y que está presente lo mismo en una estela, un códice, una vasija policroma, que en una pieza de Arte Popular contemporáneo, una tradición, una leyenda o una costumbre).

"Para demostrar la posible falsedad de las fuentes documentales, bastaría con acudir a lo dicho por los soldados que describen lo que ellos mismos vieron. Allí resalta su incomprensión de aquello que ante los ojos tenían. Véase por ejemplo la descripción que hacen de las imágenes sacras veneradas en los templos de Tenochtitlán, y compárese con las imágenes mismas que hasta hoy se conservan. Habrá que concluir que ninguna semejanza hay entre lo escrito por ellos y lo existente en realidad.
Las descripciones hechas por frailes como Sahagún o Durán, padecen los mismos vicios cuando recogen impresiones de los vencedores, y otros aún más graves cuando consignan lo que les comunicaron los vencidos."...
"Victoriosas sobre las injurias y el desprecio de los extranjeros, se levantan aún las señales de aquel sistema espiritual de iluminación que constituyen nuestras ciudades.
Allí el urbanismo, la ingeniería, la arquitectura, la escultura, la metalurgia, la pintura, las artes todas; Allí las ciencias, la matemática, la astronomía, la medición del tiempo, florecieron obedientemente al mismo entusiasmo del hombre seguro de sí mismo, orgulloso de ser fuente y camino ascendente de la perfección de la vida." (Rubén Bonifaz Nuño. 1992)

9.- En el desconocimiento casi total de nuestra historia antigua. Cuando el mexicano común se refiere a ella, en general lo hace desde una perspectiva "plana y sin la profundidad del tiempo". En efecto, la dimensión histórica de nuestra historia indígena, desde la invención de la agricultura hasta la toma de Tenochtitlán es de siete milenios y medio. No se puede reducir sólo a los 196 años de la fundación de Tenochtitlán a su destrucción y tener a los mexicas como los grandes herederos culturales de la Toltecáyotl y del Anáhuac.

Nuestra historia antigua es mucho más profunda, diversa y compleja. En ella hemos tenido ciclos de formación, esplendor y decadencia. En        16