18. EL SIGLO XIX.
La supuesta independencia no trajo cambios sustanciales para los mexicanos indígenas y mestizos y sí, para los criollos. Durante el siglo XIX, no se canceló el sistema colonial de explotación, tanto de los indios, como los campesinos mestizos, siguieron sometidos por un feroz sistema colonial de explotación. La independencia sólo fue política de España, más no económica y social. Ahora Francia, Inglaterra y Alemania, penetrarán económica, política, social y culturalmente a la nueva nación mexicana y los criollos, que encabezan esta europeización del país, tendrán la vocación de modernizar y civilizar a los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos. En la Conquista los indios fueron tratados como animales demoníacos, en la Colonia como vencidos, en el siglo de las luces como primitivos y un verdadero lastre, para la deseada europeización de México que aspiraban los criollos.
“Al asumir su independencia, México era el más extenso de los países hispanoamericanos, y en 1822 se amplió aún más al incorporársele las provincias centroamericanas que medían casi medio millón de kilómetros cuadrados. Con todo, los males geopolíticos eran mayúsculos: aislamiento internacional, líos en las fronteras, separatismo de regiones y deterioro de caminos. Desde la revolución de independencia se paralizó el tráfico naviero con el remoto Oriente, América del Sur y Europa. El Tratado Onis-Adams de 1819 no fijó suficientemente bien el lindero con Estados Unidos. Tampoco eran precisas las demarcaciones del sur y, sobre todo, la línea fronteriza con la colonia inglesa de Belice. La mata de gente no creció durante las guerras de independencia. Dentro de un territorio de 4 665 000 Km2 vivían en 1822 siete millones de habitantes. La guerra contra España había costado seiscientas mil vidas, la décima parte del total; equivale decir, la mitad de la población trabajadora. Aparte de escasa, la población, como en los días coloniales, se apretujaba en el centro; nadie quería ir a la vasta zona del norte que sin gente era un peligro, una invitación al despojo, una arca abierta.
En el orden económico la cosa era peor. La producción minera se redujo en once años de lucha a 6 millones de pesos en vez de los 30 a que llegó en 1810. El valor de la producción agrícola se contrajo a la
235