invadidas todo cuanto ellos desearán. Hegel[1] afirmó que “América pertenece al porvenir, y por eso carece de historia. La historia universal comienza en Asia, pero sólo en Europa adquiere plenitud espiritual.” Hegel niega la milenaria historia de América, pero, además, la adjudica al futuro de los europeos. El concepto de la “universalidad” de la cultura europea ha sido uno de los argumentos de sometimiento de los colonizadores. En efecto, los pueblos europeos han desarrollado un sincretismo a partir de la cultura judeocristiana, la cultura grecolatina y la cultura germánica. La férrea voluntad de dominio y explotación en que han sometido a todos los pueblos del mundo y sus recursos naturales, ha hundido a la humanidad en una de las más severas crisis de la historia planetaria. Aristóteles pilar del pensamiento occidental señala en su obra, La Política que:
“…la guerra... es, en cierto modo, un medio natural de adquirir, puesto que comprende la caza de los animales bravíos y de aquellos hombres que nacidos para obedecer se niegan a someterse, es una guerra que la naturaleza misma ha hecho legítima”. Aristóteles también sostiene que “los vencidos estén sometidos a los vencedores” a esto llamó “derecho legal” y afirmó “que los vencidos deben ser movidos al trabajo servil, y esto es justo según la naturaleza.” (Aristóteles)
Los conquistadores en México impusieron el sistema colonial, que implica la explotación inhumana de los vencidos y la depredación de sus recursos naturales y la destrucción de su cultura, en favor de los vencedores. Para lograr esto, inmediatamente sometieron a los vencidos a la perdida de: “el lenguaje, la memoria histórica, los conocimientos y tecnologías, los espacios físicos y sagrados y finalmente los sometieron a la pérdida de su religión. El último espacio de su existencia, para dejarlos completamente indefensos y con ello lograr, que en el fondo de sus corazones naciera la aspiración, no de
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- ↑ Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, 27 de agosto de 1770 – Berlín, 14 de noviembre de 1831), filósofo alemán nacido en Stuttgart, Württemberg, recibió su formación en el Tübinger Stift (seminario de la Iglesia Protestante en Württemberg), donde trabó amistad con el futuro filósofo Friedrich Schelling y el poeta Friedrich Hölderlin. Le fascinaron las obras de Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Kant, Rousseau, así como la Revolución Francesa, la cual acabó rechazando cuando ella cayó en manos del terror jacobino. Se le considera el último de los Más Grandes Metafísicos. Murió víctima de una epidemia de cólera, que hizo estragos durante el verano y el otoño de 1831.
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