patrimonio cultural que necesariamente, como todo el patrimonio, debemos recuperarlo a partir del estudio, reconocimiento y darle un nuevo significado a los valores que conforman nuestra civilización originaria.
El México del Siglo XXI.
Los mexicanos somos herederos de una de las más antiguas civilizaciones del mundo, que sigue viva, presente y vibrante en cada uno de nosotros, "Los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos". Desde que los maestros toltecas partieron, y los aztecas primero y los españoles después, destruyeron nuestras antiguas instituciones, leyes y autoridades; hemos vivido en la orfandad de nosotros mismos. Unos y otros, transgredieron nuestra esencia civilizadora, para dominar y explotar, tanto a los seres humanos, como a los recursos naturales. Para ello, los colonizadores han pretendido que los hijos de los hijos de los Viejos Abuelos pierdan el lenguaje, la memoria histórica, los conocimientos, los espacios y la profunda espiritualidad de la vida. En una palabra, todo vínculo con el pasado antes de la invasión.
Estos últimos cinco siglos, de los más de ocho mil años de existencia de nuestra civilización, son tan sólo una larga y oscura noche. Los mexicanos tenemos cinco fortalezas para construir el México que todos deseamos: "El sentido espiritual por la vida, los valores morales y éticos en torno a la familia, nuestra armoniosa relación con la naturaleza, nuestro permanente optimismo por la vida, a pesar de las más terribles adversidades y nuestro infatigable espíritu constructor."
Pero fundamentalmente tenemos vivo, en lo más profundo de nuestros misteriosos adentros, el espíritu de la filosofía, que rigió el desarrollo civilizatorio del Cem Anáhuac. En nuestro "Banco genético", en nuestra "Memoria histórica", en nuestras más vivas tradiciones, usos y costumbres, se guarda el potencial para construir una nación, en donde ya no existan más los vencedores y vencidos, en donde se clausuren los quinientos años de salvaje y deshumanizada colonización, en donde amalgamemos armoniosamente las dos civilizaciones de las que formamos parte. El México del siglo XXI,
259