Las ruinas de la civilización grecolatina nos “hablan” porque conocemos a sus pensadores, filósofos y poetas. Las piedras de las “ruinas” y los objetos que se encuentran en nuestros museos, nos pueden “hablar” trasmitiendo su sabiduría, siempre y cuando conozcamos la línea de pensamiento que la concibió; dejando de tener tan solo un valor “estético o turístico”, pasando a ser algo vivo, vigente y vibrante.
La elevada abstracción del pensamiento filosófico se materializa en la piedra, el barro o los metales y en el Patrimonio Cultural Intangible; de modo que, no podemos aceptar la existencia de nuestros Viejos Abuelos, sin un pensamiento filosófico afirmado e inconmovible en la materia y permanente en nuestras tradiciones y costumbres. Resulta un desafío impostergable iniciar el tercer milenio con el conocimiento de la filosofía de nuestros Viejos Abuelos.
“TOLTECÁYOTL, CONCIENCIA DE UNA HERENCIA DE CULTURA. Hurgaré, a través de los textos y otros testimonios nahuas prehispánicos, en la conciencia que tuvo el hombre mesoamericano de ser portador de un gran legado. Y añadiré que, lejos de querer elaborar una erudita y estática recordación, al acudir a las fuentes en náhuatl, busco también atisbos e ideas con significación para nosotros y a la vez capaces de enriquecer los planteamientos sobre nuestro propio patrimonio cultural.” (Miguel León Portilla. 1980)
El período de mayor esplendor del México antiguo fue el llamado Clásico y comprende aproximadamente del año 200 a.C. al 850 d.C. Más de mil años de un sorprendente y continuo proceso de crecimiento humano y social. En este período la filosofía, la sabiduría y las ciencias, llegaron a su máximo desarrollo. Los grandes centros de conocimiento encabezados por Teotihuacán lograron su mayor apogeo. La vida social encontró su equilibrio perfecto entre la satisfacción de las necesidades materiales de subsistencia y las necesidades de trascendencia de la existencia. El arte ha sido el mejor testimonio de este luminoso período.
Si las bases del desarrollo humano se dieron con los olmecas en el período Preclásico, el vértice superior del desarrollo cultural del México 45