Página:Historia Verdadera del Mexico profundo.djvu/73

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Al intervenir, pues, este elemento que puede llamarse neutro, en los elementos positivo y negativo, hace nacer en ese mismo punto la posibilidad y la necesidad de algo que antes no existía.” (Rubén Bonifaz Nuño. 1996)

Tláloc y Quetzalcóatl.

La tercera aproximación de esta misma representación de la divinidad, se encuentra en un par de figuras religiosas, opuestas y complementarias. Para los Viejos Abuelos, todo cuanto existía en el mundo estaba constituido de dos clases de energía. Una era la luminosa y la otra la espiritual. La energía luminosa, es la esencia de todo el mundo “material”, pues la materia, en su naturaleza más íntima está conformada por energía. En nuestros días es más fácil entender esta avanzada concepción del mundo, ya que sabemos que la parte más pequeña de la “materia” está constituida por átomos y éstos a su vez por cargas energéticas, de modo que lo que llamamos “materia”, no es más que la energía condensada en diferentes grados.

“El rostro de Tláloc, pues, es serpentino; pero no sólo eso: es también humano. Porque la imagen de Tláloc representa un rostro formado por el encuentro de dos serpientes que juntan sus hocicos, rostro que, generalmente, se asienta sobre un cuerpo de hombre o de mujer, visto en su totalidad o en parte.” (Rubén Bonifaz Nuño. 1996)

Los Viejos Abuelos representaron simbólicamente a esta energía con el agua, toda vez que por la influencia del agua el mundo material se reproduce. Un mismo desierto puede convertirse en un vergel por medio de la intervención del agua. El agua es tan solo un símbolo para representar el impulso maravilloso de la VIDA en su sentido más amplio, siempre asociado a la fertilidad. El símbolo es confirmado por la presencia del agua como el anuncio de la vida. A este símbolo religioso lo llamaron los nahuas Tláloc, pero los mayas Chac, los zapotecas Cosijo y los totonacas Tajín. El concepto es la manifestación de la fuerza creadora en un par de energías opuestas y complementarias que forman el mundo. Es una sola estructura religiosa filosófica, utilizada por todas las culturas de una misma civilización.         73