Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/204

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buena conducta, firmado por su jefe, quedarian absueltos del resto de la condena. Respondieron las autoridades, que seria obedecido el mandato con la sumision debida á las órdenes de los reyes, y luego de darse testimonio por el notario con el procurador Fernando del Salto y dos testigos, á saber: el alcalde Lorenzo de Escarrana y Garcia Fernandez Camero, se hizo la misma publicacion en Moguer.[1]

Mas cuando se divulgó la noticia, de que se trataba de navegar con rumbo á occidente, y penetrar en la mar Tenebrosa, se llenaron de espanto y consternacion los habitantes; pues este solo nombre helaba la sangre en el corazon de los mas intrépidos.

Hoy, desde la cumbre del saber, nos causará estrañeza semejante terror; pero, en aquel tiempo era natural y casi lójico, porque se apoyaba en la razon. El telescopio no habia medido aun el espacio, ni enumerado las miríadas de soles de la via láctea, ni tomado la proyeccion de los picos de la Luna, ni contado los satélites de Júpiter y Urano, ni descompuesto el triple anillo de Saturno, ni pesado las diversas masas, ni calculado los diferentes rumbos de los mundos, que gravitan en torno de nuestro Sol, y la composicion, el peso y el volumen de la tierra ni estaban establecidos, ni su forma determinada. Unos opinaban que era plana, larga y que se prolongaba de un modo indefinido por el inconmensurable Océano, otros que era cuadrada, y que hielos y mar sin límites la rodeaban; se negaba terminantemente la existencia de los antípodas, y se admitían "zonas inhabitadas". A consecuencia de los errores de la náutica, las lecciones de los jeógrafos se manifestaban tan oscuras y contradictorias como el caos. No debe pues causar estrañeza que tal confusion se reflejara en las intelijencias. Como en la mente lo desconocido se da la mano con lo tenebroso, y lo tene-

  1. Real Sobre-Carta. Suplem. prim. á la colec. diplom., núm. VIII.