Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/288

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manadas como animales, engordarlos, y alimentarse con su carne. Desgraciadamente era' esto demasiado cierto. Los caribes antropófagos, estraños á estas islas, diferentes de sus naturales por la forma de la cabeza, las facciones, el color, el idioma, las pinturas de sus cuerpos, las armas y el temple de su corazón, cuando las invadían, las asolaban. Entrevio Colon un cambio el mas feliz en la condición de aquellos pueblos, porque ya en adelante, gracias á la protección de Castilla, gozarían de los consuelos de la fe, y estarían en posesión de la salud eterna. Bendecía á Dios por haberlo enviado para tan grande obra de misericordia y penetrado de su misión apostólica obraba como precursor del Evanjelio.

Antes de poder hablar del redentor á los indíjenas de un modo intelijible. Colon, que ardia en deseos de enseñarles á adorarlo, proclamaba á los cuatro vientos del cielo, en la lengua de la Iglesia católica el poder del verbo, y hacia resonar en tan apartadas orillas el nombre del salvador. Donde quiera que abordaban sus chalupas plantaba cruces, para que de antemano supieran los indios que este signo venerando era el de los hombres celestiales, ó destinados á serlo. La escuela protestante ha pasado en silencio el que el almirante pusiera estas cruces, y hecho sobrentender que , al erij irlas , solo trataba de dejar una prueba ostensible de su toma de posesión; pero la exactitud se opone á semejante duda acerca de sus sentimientos y de su fin, y no la permitiremos, porque sus hechos y sus intenciones los esplico terminantemente él mismo. Una vez veríficada la toma de posesión en la forma acostumbrada, clavaba el almirante cruces en los sitios mas adecuados y pintorescos, manifestando al obrar así, mas deseos de honrar al redentor, que de dar fe de sus descubrimientos; porque tanto como anhelaba contemplar los prodijios del verbo, tanto mas sentía la necesidad de glorificar á los ojos de los hombres al que por salvarlos se sacrificó. Y no solamente daba gracias