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Página:Historia de las Indias (Tomo II).djvu/68

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Historia

CAPÍTULO XCV.


En el cual se cuenta como el Almirante dejó á Jamáica y tornó sobre la isla de Cuba.—De un indio, que, dejados sus parientes, llamando, se quiso ir con los cristianos.—Como yendo por la costa de Cuba abajo tuvo grandes aguaceros y bajos para encallarle los navíos, donde padecieron grandes trabajos y peligros.—Hallaron infinitas islas pequeñas; púsoles nombre el Jardin de la Reina.—Vieron unas aves coloradas de la manera y hechura de grullas.—Vieron grullas, muchas tortugas, y de cierta pesquería dellas.—De la mansedumbre de los indios.—Toparon otros indios mansísimos.—Detuvo uno.—Informóle ser isla de Cuba, y nuevas que le dió de un Cacique que habla por señas á su gente, sin ser mudo.—De otros peligros que por allí padecieron.

Y porque tenia los vientos muy contrarios, que no le dejaron más costear aquella isla, por esto acordó de dar la vuelta sobre la de Cuba, y ansí tornóse, mártes, 18 de Mayo, con intincion de andar por ella 500 ó 600 leguas, hasta experimentar si era isla ó tierra firme. El dia que dió la vuelta, vino un indio mancebo á los navíos, hablando por señas que se queria ir con ellos, tras él vinieron muchos parientes suyos y sus hermanos para rogarle que no fuese con los cristianos, pero no lo pudieron acabar con él, puesto que con muchas lágrimas se lo persuadian, ántes se metia en los lugares secretos del navío, donde no los viese llorar, y finalmente se quedó, y ellos se fueron desconsolados y tristes. Cierto, es de considerar, que no sin misterio esta inclinacion le quiso dar Dios para salvarlo por esta vía, porque es de creer que el Almirante le haria enseñar en las cosas de la fé y baptizarle, lo que no alcanzara si en su tierra quedara. Partido, pues, de Jamáica el Almirante con sus navíos, llegó á un Cabo de la isla de Cuba, que nombró cabo de Cruz, miércoles, 18 de Mayo. Yendo la costa abajo, tuvo grandes y contínuos aguaceros, con truenos y relámpagos, y con esta topaba muchos bajos, donde á cada paso temia encallar; estas dos cosas, concurriendo juntas, le pusieron en grandísimos peligros y trabajos, porque los