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Página:Historia de las Indias (Tomo III).djvu/108

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Historia

monte, al pueblo. El uno, muy escombrado, cortadas las ramas y todo lo que podia embarazar; en este, á la entrada del pueblo, tenian los indios una celada, para dar á los españoles en las espaldas, donde no recibieran poco daño; el otro camino estaba muy cerrado, lleno de árboles cortados y atravesados, que ni áun gatos pudieran por él andar, pero los españoles, como siempre saben darse á recaudo, sospecharon luego aquello haber sido de industria ordenado; y así, sospechando algun engaño, dejaron el camino abierto, y vánse, con muy gran dificultad, por el cerrado. De una legua ó legua y media, que habria al pueblo desde la mar, la media legua estaba el camino, de la manera dicha, con madera ocupado, y, en pasarla, los españoles, tirando y cortando palos se cansaron harto, y así pasaron; todo lo demas del camino estaba sin embarazo, de donde tomaron mayor indicio que los indios, industriosamente los echaban por el otro camino para les hacer daño. Yendo por el camino adelante, muy sobre aviso, acábanlo de andar, y, junto al pueblo, dan en los indios que estaban en la celada, por las espaldas, y desarman en ellos las ballestas, donde todas ó las más emplearon; saltan luego todo el resto de los indios, recogiéndose á las calles, y allí tiran infinitas flechas, desde léjos, como suelen, por miedo de las espadas, como juego de niños, y así hicieron en los españoles ningun daño; dellos fueron hartos, de las saetas, heridos y bien lastimados. Con todo esto se acercaban y peleaban con piedras, no con hondas tiradas, sino con las manos, porque hondas nunca las usaron ni las alcanzaron, de que allí habia grande abundancia, con su grita, que ponian en el cielo, mostrando siempre grande gana de pelear y echar de su tierra los que destruidores de su nacion estimaban. No desmayaban porque vian caer muchos de sí mismos asaeteados, ántes parecia que cobraban vigor, y otra cosa fuera si las armas tuvieran á las de los españoles iguales. Contaré una hazaña digna de ser oida y alabada, que allí vide hacer á un indio, cierto, señalada, si la pudiera dar á entender cómo pasó contándola. Apartóse de todos los otros, que, como dicho