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En la noche del 9 de Julio evacuaron los franceses á Zaragoza, volando un arco del puente. Durán entró en la ciudad con su division y sitió el castillo, donde quedaban setecientos franceses. Mina se negó á unirse á Durán, alegando que convenía seguir á los fugitivos: llevaban éstos doce horas de ventaja y prisa de llegar á Jaca. Los periódicos de Cádiz publicaron que habia cogido dos mil prisioneros y casi todos los bagajes. Todo ello fue mentira, pues sólo cogió unos carros abandonados por haberse roto las ruedas, y unos diez ó doce franceses rezagados. Más hizo Durán, que cogió prisionera la guarnicion de la Almunia. Mina se apoderó del parte que Durán daba á lord Wellington, y dirigió otro calumniando á Durán y su division. De sus resultas, consiguió que se le diese la comandancia de Aragon y que Durán quedase á sus órdenes, a pesar de la mayor antigüedad de este y superioridad de su division, que constaba ya de unos siete mil hombres. Tres dias despues se rindió el castillo. La division soriana habia llevado el peso del sitio, pero las tropas de Mina cogieron el fruto y aprovecharon todo el equipo cogido, sin que participasen nada los soldados de Durán, cuya división se deshizo, quedándose Mina con una parte y enviando á aquel á Tortosa con el resto.

El motivo de ello fue el ser Durán realista y católico, y gozar Mina ya entónces fama de liberal é impío. El historiador citado lo dice bien claramente (1). «Habiendo precedido la intriga de Mina y alguna representacion al gobierno, éste, que no le miraba corno un partidario de su sistema, y que acaso le hallarla como un objeto opuesto á sus ideas, comunicó á Durán la orden de que marchase de cuartel a Valencia.»

No es de mi propósito referir aqui las muchas picardías por el estilo que entónces cometieron el gobierno y la prensa: presento este caso refiriéndome á las pruebas alegadas por el testigo presencial que cito, y como muestra de lo que se hizo por entónces.


El crimine ab uno disce omnes.


Pero los realistas tienen sobre sí otro crimen, que es el de no haber escrito una buena y verídica historia de aquella guerra, dejando esta tarea a cargo de sus contrarios, consecuencia triste de la indolencia literaria de ese partido. No se quejen, pues, de las resultas de su incuria.

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(1) Tomo II pág. 218. A la pág. 244 y en capitulo adicional y último, tuvo tambien que rebatir al anonimo autor de la Vida del Empecinado, á quien la prensa revolucionaria formaba reputacion,lo mismo que a Mina, rebajando á Durán y Zayas,