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la muerte á cualquiera á quien la secta declarase traidor, y si no cumplian la promesa, entregaban su cuello al cuchillo, sus restos al fuego y las cenizas al viento. Mas el número de los confederados llegó á cuarenta mil (1), y como en la admision no había tacto ni escogimiento, inundaron los castillos y torres mozuelos sin hiel, que, infieles al secreto, revelabanlo á sus queridas. En algunos puntos de la Península tambien fundaron las mujeres sus torres, y adornaron su pecho con la banda morada (2), distintivo de los llamados émulos de Padilla: en otros, ese sexo tanto más hermoso cuanto más tierno y amante, y al que el ódio roba todos los atractivos, concurrió á las tertulias llamadas patrióticas, y sus labios, formados para el amor, predicaron la discordia y la matanza.

»Tantos elementos de desórden, confundidos y luchando en la desventurada patria, comenzaron á dar el venenoso fruto que debía esperarse.»

Tal era la comunería española, segun ese escritor anónimo, cuyo lenguaje é ideas revelan bien claramente su filiacion masónica.

Los comuneros guardaban muy mal sus secretos, á pesar de sus juramentos: así es que se sabe mucho acerca do ellos, al paso que de la francmasonería se sabe poco, y eso poco en su mayor parte revelado por los comuneros en documentos que pueden verse en los apéndices (3). Es verdad tambien que los francmasones tuvieron gran habilidad para minarlos, haciendo que varios masones entraran comuneros, á fin de saber de este modo cuanto trataban, sembrar discordias entre ellos. El mismo jefe político de Madrid, don Juan Palarea se prestó á esta maniobra, si hemos de creer á los comuneros.

Tampoco se descuidaban los realistas en esta parte, y siguió sirviéndoles muy bien el célebre D. José Manuel Regato, tipo notable del espía doble y del revolucionado vendido al realismo. A la verdad, hubieran sido muy necios los realistas si no hubieran tenido habilidad para esta pequeña maniobra, tan fácil y comun entre los revolucionarios y conspiradores de todos los partidos políticos.

Regato habla vendido al gobierno los secretos de los liberales, segun se dice, en los años anteriores al levantamiento de Cádiz. Trabajó mucho por el establecimiento de la Confederacion de comuneros, y se mostró en ella celoso


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(1) La mitad de la mitad, si se quiere acertar.

(2) antojóseles á los liberales el verde, a los masones el azul y á los comuneros el morado, alegando la patraña de que el pendón de Castilla era morado, lo cual es falso.

(3) Véanse también las revelaciones hechas por un periodista de El Zurriago, que se insertarán luego.