quirido cuantos catálogos de aparatos de sondaje existían en plaza. No bastándole esto, al salir de la oficina iba á una ú otra casa; examinaba válvulas, mechas, grúas; calculaba calibres y desgastes, todo con atención y callado entusiasmo de aficionado pobre y activo que sueñia — un mecanismo en la mano con lo bien que trabajaría si pudiera tener eso. Como temprano ó tarde llegaríale la ocasión de abrir todos los pozos imaginables en la estancia, su ánimo industrial, pasando sobre mechas y sondas, llegaba á Eglé con enérgica seguridad de trabajar y ser feella á su ladoliz Contento de fe en sí mismo apresurábase á ir á Constitución y de este modo, llegando tarde á Lomas, Eglé lo recibía lastimada.
No le decía nada; pero Rohan notaba en su primer mirada y sobre todo en el modo de reclinar la cabeza en su cuello, que proseguia el desaliento. Rohan pensaba á su vez en la