Página:Historia de un amor turbio - Los perseguidos (1908).pdf/239

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
239
Los perseguidos

Se lo prometí honradamente. Durante dos meses volví con frecuencia, sin que acusara jamás la menor falla, y aún tocando á veces nuestras viejas cosas.

Un dia hallé con él á un médico interno.

Díaz me hizo una ligera guiñada y me presentó gravemente á su tutor. Charlamos bien como tres amigos juiciosos. No obstante, notaba en Díaz Vélez con cierto placer, lo confieso cierta endiablada ironía en todo lo que decía á su médico. Encaminó hábilmente la conversación á los pensionistas y pronto puso en tablas su propio caso.

—Pero Vd. es distinto—objetó aquélVd. está curado.

—No tanto, puesto que consideran que aún debo estar aquí.

—Simple precaución... Vd. mismo comprende.

—De que vuelva aquello?... Pero Vd. no cree que será imposible, absolutamente imposible conocer nunca cuando estaré cuerdo 239 -