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Historia de un amor turbio

las manos juntas entre las rodillas: — Mis ojos no, señor duque..... Y lo miraba, levantándolos desde el puf, con una de esas sonrisas irónicas que nos hacen pensar si no hemos perdido antes, mucho antes, alguna ocasión que ya no nos concederán.

Por fin, seriamente, se despidió. Eglé estaba apoyada de espaldas en la cola del piano.

Rohan inclinose y le levantó el mentón.

—Adiós, Eglé.

—Adiós.

—Me quieres dar un beso ?—le dijo con una segura y vanidosa sonrisa de hombre que sabe bien domina la situación.

Pero la criatura lo miró tan desconsoladamente que sintió vengüenza y la besó, serio.

VI El viaje de Rohan duró ocho años. Después de una larga temporada de idilios de