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Historia de un amor turbio

con una sonrisa la mano en la rodilla al levantarse. Mercedes siguió con los ojos su paseo y al rato insistió aún, arrastrando la sílaba:

.....si?....

—Pero es un crimen lo que está haciendo!

—se volvió bruscamente Rohan Vd. sabe bien que no quiero, verdad? A qué esas zonceras? Y sobre todo, terrible amiga, le juro que no estoy absolutamente enamorado de Vd.

La joven lo miraba siempre, pero evidentemente sin estar ya en la situación, con esa pecularidad femenina de apartarse de la emoción del momento, por mucho que la sientan, para pensar en posibles consecuencias si las cosas hubieran cambiado, si ella hubiera respondido otra cosa, si él la hubiera besado, etc.

Pero Eglé llegó felizmente y todo pasó.

Cuando Rohan se fué, Mercedes le tendió sus manos en la puerta, muy tranquila y alegre.