Página:Historia de un amor turbio - Los perseguidos (1908).pdf/57

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
57
Historia de un amor turbio

Absolutamente! Pero le juro que jamás volveré á acordarme de nada.

Se fué, rabioso ahora consigo mismo por su respuesta que lo alejaba para siempre de Eglé. Soy un imbécil, un imbécil—se decía.

Lloviznaba. Hacía una de esas atmósferas pesadas cuyo calor húmedo se siente en la frente al salir á la calle. El mal tiempo persistía, y la garúa desmenuzada que irisaba la ropa iba oscureciendo poco á poco el asfalto.

Caminó sin fijarse por dónde y al llegar á la esquina de su casa se detuvo un momento; pero decidióse á continuar. No tenía sueño, y sí demasiado malhumor para acostarse sin poder dormir. Por fin, á las dos, entró en su casa y con el portazo que dió pareció haber concluído con el hondo disgusto de sí mismo —Mejor! Así se acabó todo!

Q Eglė.....