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en su segundo fascículo botánico le dió el nombre de Aristotelia.

El Doctor Dombey, prestó muy útiles servicios en Talcahuano y Concepción, invadidos por una terrible epidemia, [1] pero no quizo quedarse en el país á pesar de las peticiones que le hizo don Ambrosio O'Higgins, en esa época Coronel y Comandante General de la frontera, y de las mayores ofertas de dinero que reiteradamente se le hicieron, prefiriendo seguir sus investigaciones para bien de la ciencias naturales.

Algunas de las plantas que definió botánicamente como el colliguay—Collihuaya Dombeyana—y el guayacán—Porlieria hygrométrica—las generalizó en sus usos y aplicaciones, señalando para la primera sus ventajas como incienso lo que podría ser materia de comercio, y respecto á la segunda, dedicado al caballero Lamarek, la propone como sudorífico y específico de las afecciones venéreas.

Son innumerables tanto las descripciones botánicas como las nuevas aplicaciones médicas señaladas por el Doctor Dombey.

En honor de este distinguido médico y naturalista se han bautizado con su nombre, las siguientes plantas: al piñón, Araucaria imbricata ó Dombeya chilensis, por Lmarek; al coigüe, Fagus Dombeyi, por Jussieu; la Gassia Dombeyana, legminosa, por Vogel; la Senecio id. sinantérea, por De Candolle; la Potentilla id, rosásea, por Nestl; el Juncus id, juncácea, por Gay; el Lepidoceras id, por Hooker, etc, además de varias otras plantas exóticas, llevando también su nombre un género de Malcáceas, originarias del Africa.

Los estudios de esta noble expedición duraron once años, en territorio americano.

La no menos notable expedición científica de Alejandro Malaspina, al través de Chile, determinó en 1794 la posición geográfica de Santiago, en os 32° 21´ 20´´ de latitud y 64° 34´ de lonjitud oeste de Cádiz, según consta de los archivos del teniente José de Espinoza y Tello, más tarde jefe de escuadra y director de la sección hidrográfica de Madrid, y del alférez Felipe Bauzá, que sucedió á Espinoza en la dirección de los servicios hidrográficos.

Esta expedición llegó á Ancud, en 1790, en tiempo de las célebres excursiones geográficas verificadas en el sur, por Moraleda, que escribió el Tratado de Derrotas de las islas y archipiélagos australes.[2]

  1. Historia General de Chile, por Diego Barros Arana.—Ob. cit
  2. Ya hemos visto que este célebre hidrógrafo José Manuel de Moraleda y Martín, dió marjen á la fantástica tradición que conservan aun los brujos de Chiloé.