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nomía animal, descubre las que son congéneres, ó que tienen tendencias á su mismo fin; proporciona reducirlas á ciertas clases, coordinarlas con método, descubrir sus simpatías o correspondencias, y esparce una luz sobre la parte que tienen en la producción de los fenómenos morbosos que, al paso que conduce al profesor por el confuso caos de los síntomas al descubrimiento de la causa productiva, fija sus incertidumbres y lo asegura en sus dictámenes. Entre la observación de los desórdenes sensibles y la administración de los auxilios adecuados á corregirlos, debe intervenir una serie de raciocinios, acerca de las partes originales y principalmente afectas de las vias por donde se introducen los medicamentos, y de las modificaciones que experimentan hasta ponerse en contacto con ellas; sin los cuales el ejercicio médico queda reducido á un ciego y grosero empirismo. Mas cuando los máles son de naturaleza que solo pueden socorrerse con operación manual, por la estirpación, separación ó unión de algunos órganos, es tan absoluta la necesidad de su previo conocimiento, que si falta, será forzoso abandonar el caso al curso muchas veces fatal de la

    aunque no tanto como en Huánuco, Santa Fé y Mendoza; las apoplegias mortales en jóvenes de 30 años más ó menos, de los cuales presenció seis casos.

    Entre las poco frecuentes, Paredes cuenta: á las pleuresías; á las tisis, pero muy aguda cuando ataca; las disenterías muy raras, cumpliéndose el aforismo de la medicina topográfica que enseña que las enfermedades catarrales y pituitosas son propias de los lugares húmedos; la fiebre intermitente, que no obstante pudo comprobar tres casos, pues por lo general pasan inadvertidos para los médicos del país, no acostumbrados á observarla; la manía; la epilepsia; los accidentes del puerperio; convulsiones infantiles; demencia nativa; los histerismos que si no son raros, tampoco son pertinaces; el tartamudeo; el fasellimus lallans (suso de la l por la r) dice que en aquel tiempo era rarísimo, por su puesto lo contrario de lo que pasa hoy dia, como en lo que se refiere á la disentería; y por último el tétanos, que era completamente desconocido.

    Termina su estudio con la nómina de la terapéutica nacional distinguiendo á los pilmos y pidelamines, equivalentes, respectivamente, á las cantáridas y sanguijuelas; y á las plantas siguientes: canchalagua, culén, tababo, panul, concli, pangue, achupalla, radal, gualtata y quilo. Especifica también ña acción medicinal de los baños de Cauquenes y de Colina.

    Firman esta publicación, quizás para darle mas carácter y para aprobar su contenido, los médicos chilenos que se expresan en el orden y forma original que sigue:

    Dr. D. Joanni. Josepho. Rios.

    Dr. D. Eusebio. Oliva.

    Dr. D. Josepho. Antonio Sierra.

    Archiatro. [1] Medicisique. In Chilia. Primarüs. Consultis. Sedulis. Humaninimus. Sacrum.

  1. Archiatro—palabra griega cuya traducción es: archi, jefe—y atro, médico, aplicada á los médicos superiores, por primera vez, por el emperador Nerón, que así intituló á su real y favorito facultativo.