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Página:Historiadelosba00prgoog.djvu/118

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92 BAJORELlEVE DE LA CORONACIÓN

más que un azulejo con figuras relevadas es nuestra placa? Las materias todas que entran en la composición de los azulejos son las mismas que en aquéllos, y el barro de que se halla formada es también el mismo que vemos en los productos cerámicos de Triana.

La cabeza de la Virgen que no dudamos de calificar de bella, es un tanto ovalada y respira por decirlo así, candor é inocencia. Hay en sus líneas una pureza y sentimiento que revela la inspiración de santas creencias. Ciñe sus sienes corona abierta, cuyos florones, no pueden apreciarse tampoco con exactitud, porque sus lineamientos débiles, casi desaparecen bajo las espesas capas del vidrio. Tiene el cabello recogido á ambos lados sobre las orejas, abultadamente, aunque no tanto como se vé en muchas obras pictóricas y escultóricas de comienzos del siglo XV. Viste sencilla túnica con escotadura circular, que deja descubierto el cuello y parte de la garganta, bajando hasta la cintura simétricamente el plegado, que se recoje en este sitio por un cíngulo, á partir del cual, llega hasta el suelo en la misma forma dispuesto. Las mangas parecen perdidas, pero de ellas no puede juzgarse con acierto. Los paños del manto que caen por encima de las rodillas, parécennos característicos del estilo ojival del siglo XIV; antes que la elegancia y soltura en las líneas y pliegues se trocase por el convencionalismo inverosimil de innumerables ángulos entrantes y salientes, manera introducida en España por las escuelas neerlandesa y alemana. Los mismos caracteres se advierten en cuanto á las ropas del Padre Eterno y de su Hijo; si bien en éstos, hay todavía mayor sobriedad. Nótase en ellas la tendencia á quebrarse en ángulos, especialmente, al llegar al suelo, pero, que en manera alguna pueden confundirse con los que vemos en las producciones estatuarias del estilo ojival florido. Obras salidas de manos infantiles parecen las columnas que sustentan las imágenes del Padre y del Hijo: los fustes no son del todo cilíndricos y sí muy pequeños de altura, en relación con las dimensiones de sus capiteles campaniformes, muy estrechos en el astrágalo, exageradamente anchos por su ábaco y cortos en demasía en las partes del tambor. Adornan sus frentes tres sencillas hojas rehundidas sin forma