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Fig. 2.—Alfarería neolítica de El Acebuchal Carmona.—Colec. Bonsor. |
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Fig. 3.—Alfarería neolítica de El Acebuchal Carmona.—Colec. Bonsor. |
indelebles muestras de su intuición artística, ya por medio de la impresión de sus dedos, ya valiéndose de un estilete ó aguzado pedernal, con cuyos rústicos instrumentos grabó en las bastas superficies del barro crudo, líneas y puntos, ziszás y dientes de sierra, con otros ligeros adornos, que más adelante compartieron su misión ornamental con las formas tomadas al mundo de la vida orgánica, combinándolos con hojas, flores y figuras de hombres y de animales ([1]) realizadas ó enriquecidas, en ocasiones, con los jugos colorantes de vegetales y minerales de que también supieron utilizarse.
Tales inocentes ensayos perfeccionáronse, singularmente.cuando el hombre inventó y aplicó el tormo á la alfarería, momento histórico que hasta ahora no nos es dado precisar, pero, que, por fuerza, puede atribuirse á tiempos muy remotos, porque ya en los monumentos egipcios vemos gráficamente representados á los artífices ceramistas, usando de la sencilla y utilísima máquina, la cual primero manejaron sola-
- ↑ Perrot y Chipiez. Op.cit. Tom. I. Egipto, pág. 815.