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Página:Historias extraordinarias (1871).djvu/120

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EDGAR POE.

visto nunca ningun modelo. Habia muchas monedas, muy grandes y pesadas, pero tan gastadas que nos fué imposible descifrar las inscripciones.

Ninguna moneda americana.

En cuanto al avaluo de las joyas, fué negocio un poco más difícil. Encontramos diamantes, algunos de los cuales eran muy hermosos y de un tamaño singular: en total, ciento diez; ni uno habia pequeño: diez y ocho rubíes de un brillo notable; trescientas diez esmeraldas, todas bellísimas: veintiun zafiros y un ópalo. Todas estas piedras habian sido desmontadas y arrojadas en confusion en el cofre.

En cuanto á las monturas, de las cuales hicimos una distinta categoria del otro oro, parecian haber sido machacadas á martillo, como para hacer imposible todo reconocimiento.

Ademas de todo esto, habia una enorme cantidad de adornos de oro macizo; cerca de doscientas sortijas ó pendientes gruesos, magníficas cadenas en número de treinta, sino me engaña mi memoria; ochenta y tres crucifijos muy grandes y pesados: cinco incensarios de oro de gran valor; una gigantesca ponchera, adornada de hojas de parra y de bacantes prolijamente cinceladas; dos empuñaduras de espada maravillosamente trabajadas y una porcion de artículos más pequeños y de los que he perdido el recuerdo.

El peso de todos estos valores ascendia á más de 350 libras, y en esta evaluacion he omitido ciento noventa y siete relojes de oro soberbios,