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Página:Historias extraordinarias (1871).djvu/149

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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

bre respetable y aun temible. Se vanagloriaba de ser gran conocedor de vinos. Pocos italianos tienen el don de ser conocedores; su entusiasmo es casi siempre prestado, acomodado al tiempo y á la oportunidad: es un charlatanismo para esplotar á los ingleses y austriacos millonarios. Igualmente en pinturas y piedras preciosas, Fortunato, como sus compatriotas, era un charlatan; pero en materia de vinos añejos era sincero. Sobre este punto en nada me diferenciaba de él: yo me creia inteligente, y compraba partidas considerables siempre que podia.

Una noche, entre dos luces, á mitad del carnaval, encontré á mi amigo. Me saludó con intima cordialidad, porque había bebido muchísimo. Mi hombre estaba de máscara. Vestía un traje ajustado de dos colores, y en la cabeza llevaba un gorro cónico, con campanillas y cascabeles. Tan feliz me juzgué al verle, que jamás creí que acababa de estrecharle la mano.

Díjele: — Mi querido Fortunato, os encuentro en buena ocasion. ¡Qué magnífica facha teneis con semejante traje! Es el caso que acabo de recibir un barril de vino amontillado, ó por lo menos por tal me lo han dado, y tengo mis dudas.....

— ¿Cómo? dijo, ¿de amontillado? ¿Una pipa? ¡Imposible! ¡y á mitad de carnaval!

— Tengo mis dudas, repliqué, y he sido tan tonto que lo he pagado sin consultaros antes. No