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Página:Historias extraordinarias (1871).djvu/196

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EDGAR POE.

irregular. La propiedad era grande, y un alto y sólido muro de ladrillos, coronado de una capa de mezcla y vidrio rotos, formaba el circuito. Esta muralla digna de una prision formaba el límite de nuestro dominio; nuestras miradas no lo traspasaban más que tres veces por semana; una vez cada sábado, á las doce, cuando acompañados por dos inspectores, se nos permitía dar cortos paseos en comunidad por la campiña vecina, y dos veces el domingo, cuando íbamos, con la regularidad de las tropas en la parada, á asistir á los oficios religiosos de la tarde y de la mañana en la única iglesia de la villa. El rector de nuestro colegio era pastor de esta iglesia. ¡Con qué profundo sentimiento de admiracion y de perplejidad me había acostumbrado á contemplarle, desde nuestro banco escondido en la tribuna, cuando subía al pulpito con paso lento y solemne. Esta persona venerable, de rostro tan modesto y tan benigno, de vestidura tan lustrosa y tan clericalmente ondeante, de peluca tan escrupulosamente empolva da, tan erguido, tan arrogante, podia ser el mismo hombre, que hacía un instante, con rostro ágrio, y con vestidos manchados de tabaco, hacía cumplir, férula en mano, las draconianas leyes de la escuela. ¡Oh! gigantesca paradoja, cuya monstruosidad, escluye toda solucion.

En un ángulo del macizo muro, reclinaba una puerta aun más macisa, cerrada sólidamente, plagada de cerrojos y abrazada por un ma-