la originalidad es una de las partes integrantes de lo bello. Vuelto á la vida literaria, el solo elemento donde pueden respirar ciertos seres privilegiados, Poe moria en una estrema miseria, cuando un suceso dichoso le levantó de nuevo.
El propietario de una revista acababa de abrir un certámen, dando dos premios, uno para el mejor cuento y el otro para el mejor poema.
Una letra, singularmente hermosa, atrajo la atencion de Mr. Kennedy, que presidía el comité y le inspiró el deseo de examinar por sí mismo los manuscritos.
Se encontró que Poe había ganado los dos premios, pero solo se le concedió uno. El presidente de la comision tuvo curiosidad de ver al incógnito.
El editor del diario le preséntó á un jóven de una hermosura sorprendente. Tenía como Byron una cabeza de Apolo, con un vestido andrajoso, abotonado hasta la barba, y mostraba el aire y la distincion de un gentil-hombre, tan orgulloso como hambriento.
Kennedy se portó bien con él. Le presentó á Mr. Thomás White, que habia fundado en Richmond el Southern Literary Messenger. Mr. White era un hombre audaz, pero sin ningun talento literario; le faltaba un ayudante, un colaborador, un sosten.
Poe se encontró á los veinte y dos años director de una revista, cuyo destino descansa-