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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

mo no quiso tomarse la molestia siquiera de vaciarlos, fueron todos á dar sobre las costillas del mal aventurado burgomaestre, que hubo de verse aporreado y puesto, bien contra su voluntad, seis veces seguidas en cuclillas á los ojos de la ciudad entera de Rotterdam.

No se crea por esto que el gran Underduk dejase impune semejante impertinencia de parte del vejete, sino que al contrario, castigó el ultrage de los seis porrazos, con otras tantas bocanadas de humo, que con furia estrajo de su ado - rada pipa, sujeta siempre entre los dientes con todas sus fuerzas, tal cuál se propone mantenerla (si Dios no se lo impide), hasta el dia mismo de su muerte.

El globo mientras tanto subia como una alondra, acabando por desaparecer tranquilamente detras de una nube semejante á la otra de que surgió de modo tan singular, perdiéndose completamente de vista á los espantados ojos de los honrados vecinos de Rotterdam.

La atencion general se fijó desde este momento sobre la carta, cuya tramision, unida á las consecuencias que la siguieron, estuvo á pique de ser fatal á la persona y á la dignidad de su Escelencia Von Underduk. Entretanto nuestro funcionario cuidó, mientras duraban sus movimientos giratorios, de poner á buen recaudo y en seguridad la parte más importante del asunto, es decir la carta, que á juzgar por el sobre estaba en manos de su verdadero dueño, en razon